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San Lorenzo le ganó a Banfield y quedó a dos puntos de la cima de la Superliga

Sentía nostalgia por los tres puntos. Hubo un tiempo en el que San Lorenzo ganaba y se había convertido en el puntero de la Superliga. Hasta que tropezó con Colón y tuvo una seguidilla de dos partidos sin éxitos, incluso un sopapo contra Boca. Por eso era vital volver a festejar. Y el Ciclón, si bien dejó muchas dudas, le ganó a Banfield 1-0 con gol de Bruno Pittón y volvió a acercarse a la cima del torneo local.

El elenco de Juan Antonio Pizzi encontró un goleador inesperado. Apenas se habían jugado 5 minutos en el Sur cuando Bruno Pittón capturó un centro de Marcelo Herrera, la paró de pecho y se despachó con un zurdazo fabuloso para rematar a Esteban Conde. Golazo. Y si bien apenas se está disputando la octava fecha del torneo, el dato es curioso: por ahora, el ex lateral de Unión es el máximo anotador del certamen (Nicolás Domínguez, de Vélez, también suma cuatro tantos).

Con más insistencia que claridad San Lorenzo trató de asentarse en el terreno de juego. La supremacía en un breve periodo que ejerció el Ciclón quedó de manifiesto una vez que consiguió la ventaja. Dos situaciones concretas para afirmar la superioridad. En la primera de ellas Oscar Romero remató cruzado a las manos de Conde. En la otra, tras un entrevero en el área, Belluschi le pegó por arriba del travesaño. Claro, le duró un suspiro. A partir de ahí el equipo se desinfló y exhibió debilidades en la línea de fondo.

A Banfield le costó más de la cuenta alcanzar la claridad necesaria como para generar más situaciones de gol. Aunque con empuje y esfuerzo se adueñó del desarrollo del partido. A partir de los 20 minutos el trámite se hizo de ida y vuelta. Nicolás Navarro salvó a los visitantes en un mano a mano con Julián Carranza. Desde ya, en ese camino hacia el reencuentro con la victoria para San Lorenzo no faltaron los riesgos. Las pérdidas en la mitad de la cancha hicieron sonar las alarmas para el equipo de Pizzi. Junior Arias, también de frente a Navarro, picó la pelota, pero se fue desviada por el palo izquierdo. Y cerca del cierre del primer tiempo Gerónimo Poblete -que ya estaba muy al límite- se fue expulsado tras una fuerte falta sobre Nicolás Bertolo.

Ya en el segundo tiempo cobró preponderancia el despliegue contagioso de Sergio Vittor para quitar y empujar a los suyos. Banfield fue más agresivo y tuvo mayor decisión que su rival para buscar el desequilibrio y el empate. El Taladro se acercó más al área de San Lorenzo, pero durante la soleada mañana le faltó claridad. Siempre. En las tribunas varios de sus hinchas se tomaban las cabezas en lo que significaban claros gestos de frustración.

Con el correr de los minutos la iniciativa del equipo de Julio Falcioni se tiñó de desesperación. No obstante, de no haber sido por Navarro, San Lorenzo no hubiera sostenido el resultado. En el complemento Boedo entregó pocas señales como para pensar en una recuperación futbolística en el estadio Florencio Sola. Más bien se dispuso a aguantar la ventaja. Dejó más falencias que virtudes, especialmente a la hora de retroceder y crear juego. Y arriba Bareiro tuvo escasa participación.

Mientras, Banfield siguió lastimando y pudo empatar. El elenco local reaccionó con actitud y enjundia. Es cierto, le costó y empezó con dudas, aunque con los minutos se afirmó. Un buen indicio a pesar de la impericia para convertir. Sus simpatizantes bajaron las escaleras de las tribunas lamentándose por las distracciones en los minutos iniciales.

Para el San Lorenzo de hoy el funcionamiento y la regularidad del equipo siguen siendo una deuda a saldar. En la cancha de Banfield todo fue muy forzado. La sonrisa azulgrana se dibuja porque no le pierde pisada a los punteros.

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